Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas

 

El Hno. Michael M. Koroma, miembro de la Orden Hospitalaria de san Juan de Dios y actualmente Director general de los Servicios de salud de la Congregación en Sierra Leona, fue invitado a Ginebra para hablar en el Foro Social sobre el papel que han tenido los agentes sanitarios de Frontline en la promoción los derechos humanos, cuidando de los pacientes afectados por las epidemias de VIH/SIDA, enfermedades transmisibles y otras epidemias como el Ébola y el Zika. El Foro se celebró en los días 2-4 de octubre de 2017.

 

El Foro Social es un encuentro anual de 3 días convocado por el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Ofrece un espacio único para un diálogo abierto e interactivo entre la sociedad civil, representantes de los Estados miembros y organizaciones intergubernamentales sobre un tema que elige cada año este Consejo.

 

El tema de la edición 2017 del Foro Social es la promoción y la defensa de los derechos humanos en el contexto de la epidemia de VIH y otras enfermedades transmisibles y epidemias.

 

Durante los diálogos interactivos se hizo mucho hincapié en el hecho que el derecho a los Servicios de salud es un derecho inclusivo que abarca tanto el acceso a servicios, productos e instalaciones de salud, como también los principales factores determinantes de la salud. Hubo acuerdo en afirmar que sólo se podrá alcanzar la Cobertura Universal de Salud para 2030 si se garantiza el acceso de todos a la salud, si no hay ninguna discriminación al respecto y si se asegura la despenalización de las drogas. Los derechos humanos son plenamente efectivos cuando se respetan otros derechos como el derecho a los alimentos, la vivienda, el trabajo, la educación, la dignidad humana, la vida, la no discriminación y la igualdad.

 

Al término de las 3 jornadas en que se compartieron experiencias de contextos diferentes, identificamos algunas cuestiones concretas que los Estados y otras partes interesadas deberían considerar a fin de asegurar la promoción, la defensa y el ejercicio pleno de los Derechos Humanos. Son, entre otras, las siguientes: la discriminación afecta seriamente al acceso a los servicios de salud, el compromiso activo de las personas marca una gran diferencia en el acceso a la asistencia sanitaria, la clasificación de enfermedades incide en el acceso a los servicios de salud, el acceso a los productos de salud actualmente depende de quién eres y de dónde naces. Influye en el monopolio de los precios. Por último, la segregación de datos es un aspecto clave para dar visibilidad a las principales poblaciones a las que se niega el acceso.

 

Como estrategia de cara al futuro, observamos que el mundo debería dejar de hablar y actuar ya. Es preciso proporcionar la financiación necesaria a las organizaciones que tratan de facilitar el acceso a los servicios de salud. Los Derechos Humanos deberían ser una de las prioridades en la agenda de todos. Es preciso eliminar las barreras para dar la posibilidad a las distintas sociedades civiles de romper el silencio y ofrecer espacios de diálogo. En todos los países los demás Ministerios del Gobierno deberían cooperar con el Ministerio de Sanidad. Hay una gran necesidad de mejorar la relación entre la sociedad civil, el sector privado, las ONGs y el gobierno de los Estados. Los Estados no pueden llegar a todo. Finalmente, el programa de formación de los trabajadores sanitarios debería incluir el conocimiento de los Derechos Humanos.

 

También somos conscientes de que para las organizaciones sin fines de lucro que tratan de alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible 3, 10 y 17 no tenemos que esperar que los gobiernos nos digan lo que debemos hacer. Ya estamos proporcionando servicios porque sentimos —estamos convencidos de ello— que la gente tiene derecho a acceder a estos servicios a un coste asequible.

 

Los Hermanos de san Juan de Dios siempre hemos actuado así, desde los orígenes de nuestra misión. Siempre hemos sido partidarios de promover la dignidad humana, de que se pueda recobrar la vida, de asegurar que cada persona recupere su funcionamiento óptimo en la sociedad.  Hace sólo unas semanas en Madrid, llegamos a la conclusión de que debemos reconsiderar cómo ejercemos nuestra “bondad”, compartiendo experiencias con otros y preguntándonos si estamos actuando del modo correcto, como debería ser, y no haciendo las cosas a nuestra manera. Hoy día, la dignidad de la persona, la autonomía y el acceso a las prestaciones de asistencia social no son privilegios sino derechos que hay que defender y, al ser una Orden Hospitalaria, tenemos el deber de asegurar a cada persona la posibilidad de recuperar su dignidad; nadie debe quedarse sin acceso a los servicios de salud.

 

En África, hoy, tenemos la gran responsabilidad de encontrar un equilibrio entre preocuparnos de ofrecer servicios y asegurarnos de que a nadie se le niegue el acceso a ellos. Los Hermanos hospitalarios deberíamos seguir dialogando con la Iglesia local, los gobiernos locales y los gobiernos centrales a fin de que comprendan la necesidad de establecer Memorándums de Entendimiento (MOUs) con nuestros centros que nos permitan ofrecer servicios asequibles a las poblaciones clave en nuestras sociedades. 

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